domingo, 13 de noviembre de 2011

Mito camita, timo hamita

Durante siglos se ha esclavizado a los negros bajo el pretexto de una supuesta maldición lanzada sobre Cam, el hijo más africano y oscuro de Noé. Más aún, se ha dicho que la propia negritud era una señal divina de bajeza y penitencia, su marca de criatura expresamente venida al mundo para servir. Los orígenes de este mito, sus flaquezas y paradojas, así como su evolución hasta hoy son sumamente interesantes, pues implican uno de los casos de propaganda racista mejor coordinados y de mayor alcance. Dado que en la entrada anterior nos familiarizamos con la Tabla de las Naciones (Gen. X), he pensado que sería un buen momento para publicar sobre los camitas y sus vicisitudes historiográficas. Ni qué decir tiene que la “Maldición de Cam” no es sino una centésima parte de lo que se podría escribir sobre Cam y cada uno de sus hijos. Es más, aunque nos ciñamos a la maldición camita, se nos abrirán caminos hacia el origen y modalidades de la esclavitud, del racismo, de la religión y de la economía que por ahora no nos podemos permitir profundizar. Por todo lo anterior, esta entrada es sólo una introducción enfocada al efecto que dicho mito ha tenido entre las poblaciones de color sometidas por el colonialismo, principalmente los africanos y afrodescendientes. Quiero dedicar el artículo a nuestro compañero Ernesto pues el tema surgió a partir de nuestras conversaciones, pero sobre todo por la vidilla que ha traído al blog.

Africanidad y negritud de Cam

Como vimos en el artículo inmediatamente anterior, los hebreos tenían un concepto etnográfico de sus vecinos que dejaron plasmado en la llamada Tabla de las Naciones. Que debamos o no considerar negra a la descendencia de Cam es un debate conocido y espinoso. Así, para los hebreos no todos los camitas eran africanos, cierto, pero todos los pueblos africanos sí eran camitas. Del mismo modo, no todos los camitas serían igual de oscuros de piel, pero todos los pueblos incuestionablemente negros (asiáticos y africanos) que conocieron los hebreos fueron catalogados por ellos como camitas. Esta confluencia, esta insistencia que tiene lo africano y negro por rondar la casta de Cam ha llevado a muchos, creo que con mucha razón, a identificar lo uno con lo otro. Para los hebreos, los camitas eran sus vecinos del sur africano y parcialmente asiático, de piel oscura y mayoritariamente negra, a menudo creadores de las primeras civilizaciones del mundo conocido. Cuando Israel insulta a Cam, y no faltan ocasiones, lo tacha de vicioso, idólatra, cruel o decadente, pero jamás lo trata de incapaz, de brutal o de inculto. La antigüedad, magnificencia y sofisticación camitas están fuera de toda duda en la Biblia. Si volvemos nuestra atención hacia el mundo grecolatino, encontramos el mismo respeto hacia los etíopes ilustres y longevos, hacia la perfección moral y física de Memnón, hacia el egipcio Danao o hacia el fenicio Cadmo.

Existen además dos argumentos de tipo lingüístico para apoyar la negritud de Ham. En primer lugar JaM (radical Jet-Mem) significa en hebreo “caliente, cálido, ardiente, candente, tórrido, caluroso, ígneo, fogoso”. De ahí, suele pasar, derivan palabras hebreas tan dispares como las que se refieren a “fiebre”, “pasión”, “infusión”, “ira”, etc. Podríamos ensayar desde aquí una argumentación directa, es decir, deducir que el hamita sería alguien sometido al caliente y abrasador JaM (no por casualidad JaMah es nombre hebreo para el Sol, tan usado como SheMeSh). Eso nos daría un camita “abrasado”, “tostado”, “sometido a los efectos de la insolación más implacable”, que es lo mismo que hicieron los griegos con sus etíopes o “aizi-opes”, “caras quemadas”. Otra opción supone tomar una perspectiva más compleja, para lo cual necesitamos recurrir al segundo argumento lingüístico. Los antiguos egipcios llamaban Kemet o Khemet (Jemet) a su país y todos los especialistas, de cualquier ideología, se rinden a la evidencia de que significa “la negra”. Que sea “la tierra negra” o la “tierra de la gente negra” o “la tierra de las arcillas negras” o “las enaguas negras de la faraona” nos trae ahora sin cuidado. Lo que ahora importa es que Kemet es la forma singular femenina (con “-t” final  en egipcio, bereber o hebreo) del adjetivo “negro”, y que por tanto la raíz egipcia para “negro” es KM o JM (KhM). No en vano JaM, así, en genérico, es el modo que tenían los hebreos para referirse a Egipto, mientras que para hablar de otros hamitas había que concretar más. No creo que haya dudas de que los hebreos tomaron esta designación de la que usaban para sí mimos los egipcios, pero desconozco por qué no se incluyó en el lote su significado de “negro”. Con todo, quizás el “jam” egipcio no pudo desbancar al “shajor” hebreo para designar a lo negro, pero es innegable que sí se produjo cierto trasvase semántico. Rebuscando en mi maravilloso diccionario de Judit Targarona doy nada menos que con JUM, “castaño, pardo, marrón”. Algo más apartado de lo cromático pero igualmente interesante es JeMeT, “pellejo, odre, bota”, tanto porque pueda estar relacionada con una raíz que denote “piel” como por el color oscuro y rojizo que suelen tener esos objetos. Volviendo a lo cromático, también deberíamos tener en cuenta JeMaR, “asfalto, betún, brea” y JoMeR, “barro, arcilla, greda, limo, lodo, argamasa”. Al español le sonará forzado, pero para los hebreos no era extraordinario ligar la tierra, las pieles humanas y los colores, como vemos en la relación existente entre Adam (primer hombre), Adamah (tierra, arcilla) y edom/admoní (rojizo, de color ladrillo).

Finalmente, la proximidad geográfica entre Cam e Israel es esencial para demostrar la negritud camita. Si, por ejemplo, encontramos un manuscrito teutón que habla de los “moros negros”, nuestros amados académicos se apresurarán a dudar de lo que un alemán medieval podía considerar “negro”. Nos dirán que en un mundo totalmente aislado, emblanquecido, enrrubiascado y ojiazulado, “negro” podía ser alguien simplemente con pelo y ojos oscuros. Por el contrario, los hebreos bíblicos ya eran de por sí bien morunos, vivían en la encrucijada Euro-Afro-Asiática, y habían pasado la mitad de su historia emigrados en Egipto. Si los hebreos decían que los camitas eran negros, ni hablaban de oídas ni hacían metáforas cromáticas. La imagen que el hebreo tiene del camita como negro afroasiático muy civilizado es por tanto la prístina y ancestral. Con el tiempo, esta concepción, que es la arqueológica, etimológica y antropológicamente más sensata, dará paso a otras, fruto de la manipulación y el despecho. Veamos cuáles han sido, qué argumentos han empleado y, sobre todo, qué circunstancias las han propiciado.

El primer timo camita

Leamos Génesis 9:18-29:
18 Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el padre de Canaán. 19 Estos tres son los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra.
20 Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; 21 y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. 22 Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre.
24 Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, 25 y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos.
26 Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo.
27 Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo.
28 Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años. 29 Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió.

Para el que no se haya percatado, el primer timo camita… ¡está en la propia Biblia! Desconocemos por qué Noé no se plantea su responsabilidad en la borrachera, tampoco entendemos por qué se venga tan cruelmente de quien sólo lo encontró desnudo sin querer, y mucho más nos despista que no maldiga a Cam directamente sino a su hijo Canaán, que era inocente del “delito” además de su pobre nieto. Tampoco parecen justos los premios, ya que si tanto Sem como Jafet taparon al padre, ¿por qué el primero mereció una bendición mientras que el segundo sólo cierto engrandecimiento clientelar a la sombra de Sem? Ha sido mucha la tinta vertida sobre estos despropósitos pero aún no podemos hablar de una interpretación definitiva. Lo que sí parece evidente es que esta parte del capítulo es un añadido al texto original. Si nos fijamos, y he puesto un párrafo amplio para comprobarlo, podríamos cortar los versículos 20 a 27, y el resto sería una muy lógica forma de despedir la narración sobre Noé: sus hijos fueron tales y cuales, llenaron toda la tierra, Noe vivió tantos años, y finalmente murió. Es un resumen perfecto. Pero ahí mismo, donde no viene al caso, a modo de cotilleo de peluquería, sin contexto con el antes ni el después, salen con que si Noé la cogió bien cogida, que si se despelotó, que si un hijo lo vió… Todo demasiado frívolo en el obiturario a uno de los patriarcas más célebres, ¿no creen? Pensemos entonces en los verdaderos motivos de esta interpolación, de esta primera adulteración del concepto hebreo de los camitas, tan antigua que quedó atrapada en el proceso de canonización de textos bíblicos.

Desde mi punto de vista, la prolongada rivalidad entre los hebreos y el resto de los cananeos es la causa determinante de esta adulteración. ¿Por qué paga Canaán lo que hizo su padre Cam? Parte de la Canaán histórica fue, según la Biblia, cruelmente azotada por Josué y sus sucesores (lo que llamaban “anatemas”), y del mismo modo nos consta que los hebreos tomaron esclavos de entre los cananeos. Pero Canaán no sólo es el enemigo para el hebreo bíblico, es también el propietario de la tierra a la que aspira, es el pariente que le recuerda su pasado mixto e idólatra y es además una fuente continua de mestizaje cultural y racial. Aún así, aún queriendo execrar sólo a los vecinos cananeos, una maldición general hacia Cam habría sido más apropiada, ya que afectaría igualmente a los cananeos sin comprometer a la Biblia a semejante chapuza argumental. Pero Cam era también, y en grado principal, Egipto, la temida superpotencia de la zona: dirigirles maldiciones sonaría arriesgado, decir que eran siervos naturales del hebreo sonaría ridículo. En lo único que el hebreo despreciaba al camita era en lo religioso y moral; en todo lo demás lo temía y admiraba a partes iguales. No hay nada en este relato, ni en ningún otro de la Biblia, que maldiga a los camitas ni a los negros en su conjunto o que los haga esclavos connaturales. La esposa kushita de Moisés, la amistad de Salomón con la reina de Sheba, Taharqa y sus huestes, el eunuco etíope convertido por Felipe… se puede recorrer la Biblia de cabo a rabo y no encontraremos traza alguna de esa supuesta “maldición camita” o de sus presuntos efectos esclavizadores. Califiquemos entonces esta primera tangada de los escribas como chapucera y doméstica, exclusivamente destinada a ensalzar a Shem y cebarse en Canaán, a la sazón propietario de las tierras que le habían sido “prometidas” a Israel. Había que animalizar a Canaán, había que hacerlo esclavo natural por designio de los patriarcas, y había que llevar a cabo su genocidio y martirio sin atisbo de culpa. Pese a la negritud de Canaán, el motor de este mito-maldición no fue el racismo (porque no se dirigía al linaje de Cam en conjunto) sino la necesidad de justificar la ocupación de tierras ajenas. El papel de Cam (como el de Jafet) en este relato es secundario, actuando de mero nexo entre Noé y el objetivo de todo el montaje: su hijo Canaán. Hay por tanto mucha xenofobia y mucho etnocentrismo en el pasaje bíblico que nos ocupa y en los hebreos que lo redactaron, pero no racismo. Sin embargo, permitirá que en el futuro surjan mitos camitas plenamente racistas.

El segundo timo camita

Entre los siglos XVIII y XIX, cuando los occidentales comerciaban con millones de esclavos negros y de otras colonias, tuvo mucho éxito otra versión del mito camita. En ella, Canaán ya no era “un negro que había sufrido como maldición la servidumbre”, sino “un hombre que había sufrido como maldición la servidumbre y, como señal de esta, la negritud”. Otro cambio que me parece interesante es que la negritud como penitencia implica que ya no estamos ante la maldición de un humano (resacoso además) sino ante su aprobación por parte de Dios, es decir, ante un castigo divino. La diferencia es abismal: el gran Jacob-Israel también maldijo a Leví en su lecho de muerte y a dicha tribu no le fue nada mal. Aquí, parodiando lo del Edén, es el propio Dios quien nos dice: “De ningún linaje humano tomarás esclavo salvo del linaje de Cam”. Finalmente, es a esta modalidad del mito a la que debemos el término “Maldición de Cam” pues como vimos la Biblia sólo nos permite hablar de “Maldición de Canaán”. Pero los racialistas europeos del momento tenían tanto interés por hacer esclavo a todo negro viviente, cananeo o no, que implicaron a Cam y ocultaron a Canaán.

¿Cuándo surge esta modificación del mito? El artículo de Wikipedia “Curse of Ham” aclara bastante este aspecto, así que les pido un pequeño esfuerzo con el inglés para ahorrarnos aquí tiempo y repeticiones. Mis observaciones de conjunto son, muy telegráficamente, las siguientes. La segunda versión de la maldición no aparece hasta los primeros siglos de nuestra era, cuando Egipto ya no es ni la sombra de lo que fue y es posible inventar lo de los negros congénitamente esclavos. La presencia de bastantes autores hebreos y cristianos sirios entre los seguidores del nuevo mito podría apoyar la idea de que había cierto revanchismo en la región, cierta satisfacción de ver al gigante del sur caer y con él todo el recuerdo de su superioridad sobre la franja sirio-palestina. Curiosamente, adjudican inéditos elementos de “barbarie” para el camita-cananeo (andar desnudo, lascivia, latrocinio, etc.) Por otra parte, los académicos occidentales ponen demasiado énfasis en las fuentes talmúdicas y judaicas en general, insinuando que el mito lo inventan los judíos. En realidad, las fuentes judías presentan una equilibrada división de preferencias por el nuevo y el viejo esquema (como más tarde ocurrirá entre los intelectuales musulmanes), mientras que los cristianos muestran una clara preferencia (no unanimidad) por la versión más racista del mito. Para terminar con los judíos, y sin que sirva de justificación, es posible que se lanzaran como locos a esclavizar negros por los peligros que para ellos supondría tener un esclavo con pintas de europeo o árabe. Durante la Edad Media hay en Europa un nuevo interés por la cuestión que luego decae sin desaparecer. En cualquier caso, las esporádicas apariciones de esta teoría no nos permiten trazar ninguna línea clara entre los orígenes que hemos comentado y el boom camítico que vivió Occidente en su etapa colonial.

Más que las erudiciones me interesa ahora que nos metamos en el pellejo de un europeo del s.XVIII y XIX. Las ideas del Racionalismo y la Ilustración se abren paso y con ellas la igualdad de los hombres. Pero la metrópoli está metida en un tren consumista que sólo las colonias pueden costear, con su economía esclavista inherente. Como es de imaginar, ambos conceptos entran en conflicto continuamente, todo Occidente se vuelve más buenista, más jipi, pero también más sibarita e hipócrita. A más necesario se hace esclavizar negros por millones, más ingrata es la madre patria y más peliagudo el debate. ¿Cómo solucionarlo? Quitándonos culpas resucitando las ajadas teorías sobre el malvado Cam, condenado a ser negro y esclavo por su desvergüenza. La profusión de autores publicando como zombies la misma idea nos indica tanto la reticencia del público como la insistencia del “aparato”, pero al final se puede decir que aquello fue un éxito propagandístico. Por si fuera poco, nuestra inveterada hipocresía cristiana añadió otra brillante idea como complemento: aquellos negritos, nos cantábamos como nana, necesitan ser bautizados y civilizados, debemos tapar su impudicia, e imponerles disciplina y laboriosidad. Cuánta piedad. Esto último nos lleva a rizar el rizo racista. Hablo de adoctrinar con el mito camita a los propios negros (y por tales incluyamos también a australianos, melanesios, etc.) Les enseñaban machaconamente, al evangelizarlos, que Dios los quería en eterna servidumbre si es que pretendían ganar el cielo, y que toda rebeldía era pecado mortal. Además les enseñaron que su “fealdad” y negritud eran una especie de aviso: “razas superiores, esclavizadme sin culpa”. Todo, no lo olvidemos, por ser descendientes de Cam.


Cuadro de Abel Pann: Sem (izquierda), ladino, sibarita y afeminado; Cam (centro), lascivo y brutal;
Jafet (derecha), simplemente angelical.

El tercer timo camita

La trata negrera fue suspendida porque ya no era económicamente rentable. Paradojas de la Historia, los mismos ideales que hicieron triunfar a las revoluciones burguesas y nacionalistas de Europa fueron también los que provocaron la independencia de sus colonias. El efecto inmediato es que la vieja Europa perdió interés por hacer apología de la trata de esclavos. Ya no se beneficiaba con su explotación y, por el contrario, necesitaba poner en jaque a los estados neonatos. Para colmo, la Era Industrial cambió el papel protagonista de la riqueza agraria por la del producto manufacturado en serie, y con los grandes latifundios se fueron los esclavos. Habían descubierto que un esclavo con sueldo, que lo gasta en lo que tú mismo vendes, productos en cualquier caso fruto de su propio sudor, se llama obrero. Creer que el fin de la esclavitud en Occidente llegó por el tesón de los abolicionistas, o por una disminución de los prejuicios raciales, es de ilusos. Además, el fin de la esclavitud no implicó en absoluto la desaparición del abuso sobre el hombre de color en general y sobre el negro en particular.

Por otro lado, el romanticismo y el nacionalismo de la misma época llevan al europeo a un desmedido amor por el pasado que aún nos dura y que yo personalmente agradezco. Nace entonces la Arqueología, aunque lo hace como simple vehículo para confirmar la grandeza de la Biblia, de la raza blanca y de Europa. Pero los problemas surgieron apenas comenzaron las excavaciones. Egipto, Mesopotamia, Canaán o Turquía mostraban una antigüedad y grandeza arqueológicas que dejaban lo europeo a la altura de la babucha. Incluso si querías encontrar algo siquiera presentable en nuestro continente tenías que irte a las regiones cálidas vecinas de África y Oriente. Sin duda lo más escandaloso fue que la mayoría de estas milenarias e impresionantes civilizaciones, como la egipcia y la sumeria, eran obra de negros y de otros hombres de color. Aunque sea una cita muy conocida, no me resisto a ejemplificar el abatimiento de aquellos eurocentristas a través de estas palabras de Volney referidas a los egipcios:
“… el pensar que esa raza de hombres negros, hoy nuestra esclava y objeto de nuestro desprecio, es a esa misma a la que nosotros debemos nuestras artes, nuestras ciencias y hasta el uso de la palabra, el imaginar, en fin, que es en medio de los pueblos que se dicen los más amigos de la libertad y de la humanidad, donde se ha castigado con la más bárbara de las esclavitudes y donde se plantea el problema de si los hombres negros tienen la inteligencia de la especie de los hombres blancos.”

En tercer lugar hemos de preguntarnos por la suerte de los antiguos esclavos. Como hombres libres su situación no ha cambiado en general, ni en lo social, ni en lo económico, ni en lo cultural. En este último ámbito podemos señalar que por primera vez accede a la Biblia para leerla de principio a fin, que ya no depende de aquellas astutas selecciones de los catequistas blancos. Entiendo que hoy no parece mucho, pero al negro recién liberado, sobre todo al de las colonias americanas, le proporcionó todo un aluvión de datos sobre la grandeza de Cam y su descendencia. Inmediatamente comprendieron que, si ayer cargaron con la penitencia del abuelo Cam, hoy eran sus legítimos herederos. Tras siglos sintiéndose subhumanos pasaron a soñarse descendientes de faraones y sacerdotes babilónicos, edificadores de pirámides y canales de riego, fabricantes de las más finas telas y los más embriagantes perfumes, padres de la civilización mediterránea y por tanto también de la occidental. Poco les duraría la fiesta.

Seguro que se están preguntando en qué consistió entonces el tercer timo camita, y yo espero que lo deduzcan por su cuenta a partir de otra cita. En 1839, unos cincuenta años después de las lamentaciones de Volney, Champollion-Figeac, hermano del descifrador de Rosetta, pronunció la siguiente perla:
“la piel negra y los cabellos rizados, esas dos cualidades físicas no bastan para caracterizar la raza negra y la conclusión de Volney relativa al origen negro de la antigua población egipcia es evidentemente forzada e inadmisible”.
Ante la imposibilidad de negar que aquellas impresionantes civilizaciones africanas y orientales fueran camitas optaron por el órdago, por el ataque como mejor defensa, en definitiva por la poca vergüenza. Se trata de un momento crucial en la evolución del racismo blanco, algo en cierto modo trascendente, porque esa frase de Champollion no sólo retrata a la perfección la nueva ideología, sino que es también su primera versión pública. Esa frase es el nacimiento del racismo moderno, o al menos uno de sus hitos esenciales. Durante milenios se había dado por sentada la negritud (al menos morenura) de los camitas, y en los últimos siglos se había explotado como excusa para aceptar nuestros hábitos esclavistas, pero ahora, en menos de cincuenta años, una eminencia como Champollion podía atreverse a poner el paradigma del revés con tal descaro sin esperar el destierro académico o la carcajada popular.

Volvamos ahora a nuestro negro libre y compadezcámonos de su situación: ¡Ahora resulta que hay pueblos con la piel negra que no son negros! Sobra decir que, casualmente, los “negros-no-negros” eran siempre los que mostraban algún tipo de mérito civilizador, mientras que los “negros propiamente dichos” (aquí nació el maldito término) seguían siendo carne de cañón servil. El negro tuvo, tiene y tendrá que soportar como cuatro estirados de universidad decretan de qué negro antiguo se tiene que sentir o no ancestro. La respuesta a tamaña hipocresía, la reacción al desprecio por esa herencia camita que, no lo olvidemos, había costado siglos de esclavitud y humillación se llama Afrocentrismo. El negro liberado, ansiando un saber que el blanco le veta, aprovecha vorazmente cualquier resquicio, cualquier dato que pueda demostrar que le están haciendo trampas con su Historia. Si el resultado a veces ha sonado incorrecto, obsesivo o populista no es culpa del negro. Sin eurocentristas jamás habrían existido los afrocentristas, así de simple. Gracias a esos visionarios, a esos entusiastas que a veces daban trompazos en la oscuridad, pero que siempre obtuvieron el ciento por uno de los ralos materiales a su alcance, hoy existe una abundante y seria bibliografía anti-eurocéntrica. En lo que me atañe, este blog no habría sido posible sin Douglass, Dubois, Garvey, Herskovits, Woodson, James, Diop, Bernal y compañía.

No debemos pensar que este tercer timo camita, que llamaremos de “la raza hamita”, fue un simple exabrupto de colonialistas decimonónicos. Hasta que se publicaron libros sobre razas, y hablo de Paulette Marquer, Alianza Editorial, reimpresión de 1993, se sostenían chorradas como la siguiente:
“La pigmentación (habla de la raza leucoderma o blanca) presenta una gama de colores mucho más extensa que los otros grupos: la piel toma un tinte que va del blanco rosado al moreno más o menos oscuro”
La señora Marquer se quedaba corta. Más adelante, hablando de los “leucodermos” moros se nos muestra más explícita:
“…su piel, por lo general oscura, puede ser casi negra; por otro lado, su facies es típicamente europea, con rasgos finos , una ausencia de platirrinia, de prognatismo y de pelo crespo.”
Si lo hemos entendido bien, para ser negro ya no basta con ser negro, sino que hay que tener la nariz muy ancha (platirrina), el hocico muy protuberante (prognato) y el pelo no sólo rizado sino como algodón (crespo). Si no presenta todo el lote será descrito como “blanco Hamita”. Yo avanzo además, tras algunos años de observación, que si el individuo a estudiar es un egipcio o un sumerio la nariz nunca será lo bastante ancha, ni los labios lo bastante carnosos, ni el pelo lo bastante ensortijado como para merecer la etiqueta de “negro” ante los especialistas occidentales. Por el contrario, certifico en carne propia que en la vida cotidiana basta un tono ocre, un milímetro más de labio, una nariz roma y un ligero onduleo capilar para que el respetable se erice y active sus mecanismos de respuesta racista. Dividir a los negros entre “propiamente dichos” y “hamitas” es ya en sí una ofensa y un acto de suprema hipocresía. Pero aún peor es utilizar dichas etiquetas a conveniencia: para el historiador y el antropólogo un rasero, para el suegro o el casero, otro.

Epílogo, o el cuarto timo camita

A pesar de todo lo expuesto anteriormente, soy un entusiasta de los camitas. El último aguijonazo que el hombre blanco nos atizó a cuenta del mito camita ha sido precisamente la aversión que hoy sienten los africanos y afrodescendientes con sólo escuchar “hamita”. No les culpo, pero tampoco transijo ante su error. Los camitas o hamitas existen, existieron, y son, no lo duden, una de las soluciones al racismo actual. No creo entonces que los negros puedan permitirse ignorarlos. A continuación intentaré exponer mi teoría camita en versión express.

Todo empieza por recordar la diacronía “racial” de nuestra especie, pues si la aceptamos los argumentos vienen por sí solos. El homo sapiens es africano y negro en origen y durante cientos de miles de años, así que es absurdo imaginar un único tipo de negro o “negro propiamente dicho”. Uno o varios de esos tipos de negro africano tenía los rasgos craneales de los actuales blancos o, mejor dicho, de lo que hoy percibimos socialmente como propio de blancos (narices más finas, algo menos de prognatismo, mentón, etc). No es leyenda, no es agarrarse a un clavo ardiendo, sino la evidencia antropológica que constatamos tanto en los cráneos de Paleolítico Superior africano (Elmenteita, Mechta el Arbi, etc.), por un lado, como en los actuales etíopes, beja, somalíes, peules, moros, nubios y “beduinos” de Siwa, por otro. Ningún individuo de estas etnias, muerto y descarnado, sería negro bajo el criterio del antropólogo forense. Todos ellos, sin embargo, son indiscutibles negros cuando nos los cruzamos por el centro comercial. Y no provienen, como tantos pretenden, del mestizaje con europeos y próximo-orientales, pues más al sur siguen apareciendo, aunque con un porte más “negroide”: massai, tutsi, shilluk, teda, kikuyu, dogon, etc. Giuseppe Sergi, un campeón contra el nordicismo insuficientemente valorado, ya estableció que los mediterráneos provenían de los etíopes, es decir, que el blanco actual (o lo que se tiene como tal) es simplemente la mutación albinizada de un tipo de negro africano (hamita, etiópico o moro), y que contaba con muchos de los rasgos craneales y corporales que le son característicos antes aún de salir de África y de perder su piel negra. El hamita deja de ser por tanto un “blanco de piel negra” para volverse “el negro del cual surgirán los blancos”.

El afrocentrista que no acepte al hamita está condenado a repetir los errores del pasado, a caer en una eterna partida en tablas con el supremacista blanco. Reivindicar una versión “radical” del negro puede parecer muy loable y auténtico. En definitiva, esas son las facciones de África Occidental, que a su vez son las que heredaron los esclavos afroamericanos que de allí provienen. La “intelligentsia” afrocentrista está volcada en llevar ese tipo de negros hasta las mismas puertas de Asia o Gibraltar porque ese es el rostro que les devuelve el espejo cada mañana. Pero esa no es la verdad, y ni todo su entusiasmo ni toda la nobleza de sus propósitos podrán escapar de ella. Al final, la osadía de su apuesta se les vuelve en contra a poco que aparece un Ramses II con el pelo ondulado, no crespo, la nariz aguileña, no chata y ancha, etc. Como dije, el debate queda en tablas, los eurocentristas encuentran un resquicio por donde ponernos en solfa y vuelta a empezar. La solución, desde mi humilde punto de vista, consiste en reivindicar más lo hamita. El negro debe abandonar prejuicios acerca de lo que constituye “realmente” su raza, y darse cuenta de que su vieja receta realmente obedece los dictados eurocéntricos del “negro propiamente dicho”. La negritud es centrípeta y mestiza o deja de tener valor y realidad. Al mismo tiempo, dicha visión integradora debe permitirle arrastrar al blanco a su conciencia de africano exiliado, hijo de negros hamitas. Sólo si el blanco entiende que en África ha habido, desde siempre y sin motivos de mestizaje, negros con las mismas facciones que él, aunque con la piel más oscura, sólo si se da cuenta de que no es más que un negro despigmentado, dejará de ser racista.

Nota final antropológica, exclusiva para forofos:
Muchos habrán pensado que el tipo hamita, eritreo-moro, sahariano-saheliano, o como queramos llamarlo, tampoco es uniforme. Se trata de un comentario que, paradójicamente, podría venir de cualquiera de las bancadas, afro o eurocentrista. La razón es, como no podría ser de otra forma por su situación geográfica, que estos pueblos se han mestizado mucho, tanto con negros “propiamente dichos” como con blancos “mediterráneos” y “orientales”. Así, si eres un supremacista blanco irás a la caza selectiva del tuareg de nariz puntiaguda y de la faraona pelirroja, mientras que si eres un afrocentrista radical perseguirás todo lo contrario: lo que yo suelo llamar una discusión “Madrid-Barcelona”. De nuevo en extraña connivencia, afrocentristas y supremacistas blancos nos intentarán convencer de que los hamitas no son sino mulatos, coincidiendo en una visión sincrónica o “cocinera” de las razas. Sin embargo, la evidencia antropológica, tanto forense como genética, nos demuestra que los pueblos tradicionalmente considerados “hamitas” no son producto del mestizaje, sino que por el contrario suponen una de las más antiguas cepas de humanidad. Antes del “blanco propiamente dicho”, por supuesto, pero también muy probablemente antes del “negro propiamente dicho” existió el hamita, junto a otros negros que nos recordarían al bosquimano, al pigmeo y al vedda-australoide.

Queda dilucidar si “camita” o “hamita” es una buena denominación para los negros del este y norte de África que no corresponden a la definición del “negro propiamente dicho”. En principio podría sonar inadecuado, pues los hebreos y los egipcios, que son los que usaron el término por primera vez, ignoraban lo que hoy íbamos a liar a cuenta de los “hamitas” y los “negros propiamente dichos”. Por consiguiente un camita es un negro, sea del tipo que sea, y punto. Sin embargo, es evidente que los hebreos, griegos, mesopotámicos, etc. estaban más cerca de aquellos negros que hoy entendemos como “hamitas”, y que difícilmente conocerían gente de las actuales Angola, Sudáfrica o Gambia. La distinción que los antiguos establecían entre etíopes occidentales y orientales (indostanos),          que incluso mencionaba el pelo lacio de estos últimos, delata una visión muy integradora de la negritud, y no hace más que confirmar la teoría de que aquel “etíope occidental” de las fuentes clásicas correspondía mayoritariamente al actual “hamita”. Ya sabemos que la avaricia rompe el saco: si los eurocentristas persisten en hablarnos de “blancos negros” harán el ridículo; si los afrocentristas pretenden reyes sumerios con cara de cameruneses, también.


Arriba: Un moro (izda) y un beja (dcha) cara a cara. A pesar de provenir de puntos tan alejados de África como Mauritania y Eritrea, podrían pasar por mellizos. Sus facciones reflejan al típico “blanco negro” o “negro-no-negro” de los antropólogos eurocentristas. Abajo: dos tutsis de frente y perfil. Localizados al sur del ecuador, sus rasgos demuestran la gran extensión geográfica de este tipo somático, al tiempo que descartan la intervención genética de los blancos. ¿Son hamitas estos individuos? Sí, si por tales nos referimos a negros africanos cuyos rasgos faciales luego heredarán los blancos; no, si con ello nos referimos a unos supuestos blancos mediterráneos que se internaron en África para “civilizarla”, y que por el camino se pusieron algo negruzos. Los mediterráneos, entre los que nos incluimos los afroibéricos, descendemos directamente de los negros hamitas, no a la inversa.

20 comentarios:

Bocachanclas dijo...

Gracias por la dedicatoria, es un halago, no todos los día un Sensey dedica un trabajo al alumno.
Y el artículo, que te voy a decir que no sepas, está cojonudo.
Por cierto, ya me he guardado el último collage, para el archivo camita. Así da gusto, que el trabajo de campo lo haga el Sensey JAJAJA
Ahora te dejo esto que encontré, una parte lo traduje de aquella manera, así que puede que suene un poco raro:
En el Midrash Rabbah (3) y el Bereshit (Génesis) Rabba (4), la exégesis rabínica se hace más explícita.
Tres rabinos, R. Joseph (muerto en 333), R. Huna (muerto en 297) y R. Chiza bar Abba (136-217), comentan una agresión de Cam sobre su padre ya en el arca. Debido a este acto, su descendencia será negra.
Pero, Robert Graves y Raphaël Patai nos dan una visión general (5). Añaden que, de hecho, Canaán ha castrado a su abuelo con una cuerda en la tienda, y al ver esto Cam, este se echó a reír. Pero señalan que también hay una versión que dice que es Cam quien procedió a la castración.
"Ahora no puedo engendrar el cuarto hijo que he ordenado (...) que los niños te sirvan, tú (a ti?) y tus hermanos!(¿?) Por ello es necesario que sea Canaán, tu primer hijo, al que cojan por esclavo.
Y como me has hecho incapaz de hacer cosas feas en lo más oscuro de la noche, los niños de Canaán nacerán feos y negros! Además, ya que hiciste contorsiones para ver mi desnudez, el cabello de tus pequeños niños se enroscará hasta rizarse y tendrán los ojos rojos, también, puesto que tus labios bromearon sobre mi infortunio, se te hincharán, y puesto que fuiste desconsiderado con mi desnudez, ellos andarán desnudos y su miembro viril ignominiosamente se alargará ".
Las viejas ediciones del Talmud menciona todavía que:
"Cus, un descendiente de Cam, se transformará en negro a causa de la maldición (...) El cuervo, el perro y el cusita, serán negros a causa de sus fechorías."
(3) Comentario sobre el Pentateuco.
(4) Comentario sobre el Génesis.
(5) Robert Grave & Raphaël Patai, « Les mythes hébreux », éd. Fayard, 1987, p.192 à 134.
“El mito de Cam fue en un tiempo idéntico al de la conspiración contra el desvergonzado dios Cronos por sus hijos Zeus, Posidón y Hades; Zeus, el más joven, fue el único que se atrevió a castrarlo, y como consecuencia se convirtió en el Rey del Cielo. Pero la castración de Noé por Cam (o Canaán) ha sido extirpada del Génesis inmediatamente antes de la línea: «Despierto Noé de su embriaguez, supo lo que con él había hecho el más pequeño de sus hijos.» La versión revisada, una lección moral de respeto filial, condena a Cam a servidumbre perpetua bajo sus hermanos mayores sólo por el delito de haber visto accidentalmente la desnudez de su padre”,
GRAVES, Robert y Raphael Patai, Los mitos hebreos, pp. 13.
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En el Talmud de Jerusalén, Taanith 1.64d (Talmud Yerushalmi, Krotoschin edn.1865-66) encontramos también: " tuvieron el privilegio de ser salvados. Nos enseñaron que Cam, el perro y el cuervo habían actuado mal. Cam se volvió negro, el perro se volvió singular en su manera de copular, y el cuervo es diferente de otras criaturas".
Rabí Hiyya ben Abba, en Berakhot R. 36,7, dice en cuanto a él: " Cam y el perro copularon en el arca, es por eso que Cam se volvió negro, y el perro expone públicamente su cópula ".
O todavía en Sanedrín 108b (Babylonian Talmud édition Isidore Epstein): " nuestros Rabinos nos enseñaron: tres copularon en el arca y los tres fueron castigados, el perro, el cuervo y Cam. El perro fue condenado a permanecer atado, el cuervo a toser, y Cam fue golpeado (condenado) en su piel "

Abercan dijo...

Parte I
Muchas gracias por tu felicitación, así dan ganas de seguir trabajando. Del material talmúdico al que te refieres, qué puedo decirte. Conozco la teoría de que la “maldición camita” la inventaron los judíos, y por el artículo verás que no lo suscribo. De hecho, mi tiquismiquis amigo, dediqué al rollo hebreo más de lo preciso pensando en usted y sus objeciones, lo que no quita que gustosamente añada algo más. Por ejemplo, hemos de evitar que nos hagan prestidigitación, centrarnos en buscar una leyenda judía que contenga a la vez estos elementos: 1) que todo Cam (no sólo Canaán) sea maldecido con la esclavitud y 2) que la negritud sea su señal. Si te fijas hay leyendas que explican por qué Cam se vuelve negro, que incluso lo interpretan como maldición por sus pecados, pero no mencionan la servidumbre. Otras explicarán que Cam no pudo ser maldecido pues poco antes lo había bendecido Dios, así que la venganza de la servidumbre cayó sobre Canaán, pero nadie hablará de negritud. Incluso una eminencia como el sefardí Ibn Ezra sostuvo que Canaán sólo fue esclavo de sus hermanos camitas. Realmente, el mito de la “Maldición de Cam”, tal y como se aplicó en Occidente durante el colonialismo, es inédito entre los hebreos. Además, yo no se si nos damos cuenta de las fechas y geografías que barajamos cuando decimos Talmud (Babilonia, s.VdC). Los negros del párrafo que citas (Los mitos hebreos) son poblaciones que, vía Tanzania-Arabia-Bagdag, eran vendidas como esclavos ya desde antes de Darío el Persa. Si a estos negros centroafricanos los bautizaron tan absurdamente como “Canaan” fue sólo para reciclar la maldición bíblica en beneficio propio. Pero, date cuenta, el pasaje se contradice solo porque, si sólo se maldice a Canaán con la negritud, ¿qué son entonces los cushitas etíopes? ¿blancos? ;) Siguiendo este argumento, retratar a los milenarios y emprendedores fenicios como unos negros “feos” que andan en cueros denota además que la comunidad judía de Bagdad había olvidado todo acerca del verdadero Canaan. A los judíos iraquíes tardorromanos les importaba más justificar la trata de esclavos por el Índico que ser sumamente rigurosos en sus apreciaciones arqueo-etnográficas. Como ves, no hemos cambiado mucho desde entonces.

Abercan dijo...

Parte II
Queda una apreciación final que sólo esbozo en el texto: ¿cómo pudo influir la propia situación de los judíos en la elección de esclavos? Imagina a un judío por la Europa medieval con cuatro esclavos rusos (idólatras pero rubios como el trigo) atados del pescuezo. Imagina el mosqueo entre los cristianos de su alrededor, el riesgo a falsas denuncias de esclavizar cristianos, etc. La hoguera. En el bando musulmán la cosa no sería tan dura, ellos mismos los esclavizaban de todos los colores, pero hay un matiz que no se nos debe pasar por alto: Canaán era ahora Siria-Palestina, tierra de árabes musulmanes tan nobles como sus dinastías califales. Sostener que los musulmanes palestinos eran los siervos naturales del hebreo tendría peligrosas consecuencias. Solución: los cananeos bíblicos son los negros, y ni siquiera los “hamitas”, sino esos otros (NPD) que vienen de lejos y que no nos tocan nada a ninguno, los kafires o cafres. Acepto que durante la Edad Media los judíos pudieron volcarse más a la compra de negros frente a otras etnias que levantaran suspicacias. Como consecuencia, supongo que azuzaron a sus “sabios” para que reinterpretaran la leyenda de forma provechosa. Pero de ahí a convertir a los judíos en fundadores, impulsores o, peor aún, protagonistas de la trata negrera va un trecho bien largo y desvergonzado. Tanto, como cuando los racistas blancos, tras descubrir que hubo comerciantes negros y redes de tráfico en las que participaban “caza-hombres” locales, proclaman que los primeros y mayores negreros fueron los propios negros.
PD: ¿Por qué los académicos no mencionan con igual alegría las citas de Orígenes, Justino Martir y demás padres del cristianismo? Fueron muy anteriores a los talmudistas, cristianos como los racistas del colonialismo, y con unos argumentos mucho más ajustados a la “maldición de Ham”. A no ser que lo que pretendan sea mezclar churras con merinas, que suene mucho lo de “judío” para hacer creer que ya los hebreos bíblicos comulgaban con los dislates de sus nietos iraquíes. En la medida de sus posibilidades esta entrada ha intentado impedirlo.
Un abrazo

Bocachanclas dijo...

El Talmud es del siglo IV más o menos, al menos el más antiguo que se conserva. Y se supone que se escribió entre el II y el V. Esto es sólo un dato.
Hombre, la prestidigitación dialéctica está muy bien, pero los datos están ahí.
No sé ese empeño en matar al mensajero (y no me refiero a mí, cuidao).
Los rabinos que interpretaban las escrituras sabrán por qué coño escribieron lo que escribieron, sus razones tendrían.
Las conjeturas estan muy bien, pero estas pueden hacerse en un sin fín de direcciones.
Pero el Talmud sigue estando ahí.
"¿Por qué los académicos no mencionan con igual alegría las citas de Orígenes, Justino Martir y demás padres del cristianismo?"
Los académicos NUNCA mencionan estas citas del Talmud, hay un silencio total, y muy sospechoso. Y al que lo cita se le crucifica con el san benito de antisemita, y si no se le aparta de la vida académica, se le aisla. Aquí todo el mundo con el bozal y la autocensura, si esos datos están ahí, hay que mostrarlos. Porque lo que nos dicen es que el color negro es el castigo, por el pecado que fuere.Se les está estigmatizando, a los negros, por qué, los rabinos talmudistas sabrán.
La Biblia dice una cosa, y el Talmud dice lo que dice. Intentar ver en eso una conspiración antisemita y seudo neonazi es chocante como poco.
Por cierto, yo también conozco la teoría de que la maldición camita la inventaron los cristianos.
Hemos de evitar que nos hagan prestidigitación, centrarnos en buscar una leyenda cristiana que contenga a la vez estos elementos: 1) que todo Cam (no sólo Canaán) sea maldecido con la esclavitud y 2) que la negritud sea su señal...
Soy un poco cabrón, lo sé JAJAJA
Bueno, mi Sensey, que el artículo está cojonudo, como ya te dije.

Bocachanclas dijo...

Y saliéndonos del tema.
Hablas de los Padres del cristianismo.
Sobre ellos sólo sabemos a través de Eusebio de Cesárea (sIV), no hay nada de ellos salvo en su Historia eclesiástica, absolutamente nada.
Únicamente conocemos de ellos por las menciones que hace Eusebio, por nada más, ni por sus obras (que nadie las ha visto, hemos de fiarnos de Eusebio) ni por citas de contemporáneos.
Pero este es otro debate.
Un abrazo, mi Sensey.

Bocachanclas dijo...

De hecho, los que sacan a la luz estos datos del Talmud, son negros de diversos orígenes, unos africanos, otros son judíos negros yankis, otros son musulmanes negros yankis, otros son negros franceses.
Además de ser negros, tienen en común que no tienen mucho que perder. Es posible que por eso saquen a la luz estos datos.
Ni siquiera serán atacados por el Lobby, tienen tan poco altavoz que no es necesario.
Y vale por hoy, que tengo "mucho" curro.

Abercan dijo...

Estoy desolado, no creo que sirva mucho abundar en más datos y fechas pues temo que no los lees: en el artículo de Wikipedia que recomiendo ya sale San Efrén el Sirio (cristiano del s.IV) maldiciendo a Canaán y a Cam con la esclavitud y el color negro. Ahí tienes, y el público también, la primera mención a un trinomio Cam-esclavitud-negrigud. Cítame tú al judío que haya hecho lo mismo desde fecha anterior. Siempre he opinado, lo pongo muchas veces en este blog, que en un estado de derecho no hay por qué demostrar la inocencia, sino la culpabilidad, y que lo mismo debería ocurrir en el debate historiográfico. Poco me importa si este mito lo inventaron los cristianos, los aztecas o los venusianos de Raticulín, de hecho digo bien claro en mi artículo que no encuentro nexo directo entre esas fuentes tempranas y lo que luego montó occidente en los s. XVIII y XIX a cuenta de los camitas. Pero, sea cual sea la respuesta, los judíos ni inventan ni son los máximos promotores de la trata negrera colonialista, fin de la cuestión.
Ojalá pudiera dejar la cosa aquí, pero ya sabes que tengo dos raseros al replicar, según me manden correos privados o comentarios al blog. Si dices públicamente no se qué de “matar al mensajero” o de “conjeturas”, y yo me callo, el público podría pensar que algo de eso hay de verdad… Aquí lo que hay es un blog acerca de Afroiberia, que es afrocentrista sólo hasta donde le convence y que no le debe nada a nadie. Yo no tengo que defender las chorradas antisemitas de la Nation of Islam (si quieres apoyo incondicional a tu teoría date un paseo por los artículos del Farrakhan), ni siquiera soy musulmán, y mucho menos padecí la opresión de prestamistas y caseros judíos askenazíes en el Harlem de los 50s. Por muy de izquierdas que sea, los pañuelitos Arafat y la supersitición Judío=Capital me la sudan. Yo soy afroibérico, por tanto andalusí y sefardí desde mi sangre hasta el postre que me hacía mi abuela, y no soy tan necio de tirar piedras sobre mi tejado. Allá el que se crea hijo de Sanchetes y Pelayos. Pero también tengo un cerebro y un corazón para atar corto mi filo-judaísmo, los mismos que te merecen toda la confianza cuando opino sobre homínidos y hamitas. Y jamás haría propaganda para quitar culpa a los judíos, jamás “mataría mensajeros” ni “elucubraría”. Sólo elucubré sobre la preferencia de los judíos por esclavos negros, y lo hice precisamente como el que acepta “pulpo como animal acuático”, es decir, para dar pábulo al antisemitismo o, más “polite”, a la “no-amistad-excesiva-por-los-judíos”. En cualquier caso me parece una elucubración bastante sensata. Mi blog está lleno de ese tipo de elucubraciones, de hecho combate ferozmente el positivismo de hechos consumados.

Abercan dijo...

Yo entiendo que choque y ofenda, a mi me choca y me ofende, que los judíos (tan victimistas ellos) hayan contribuido al holocausto esclavista, no nací ayer. También me choca y me ofende que los musulmanes (mayoritariamente gentes de color) igualmente entraran en el negocio. Pero sobre todo me choca y ofende que hubiera negros engordando a cuenta de la trata de sus hermanos de raza (asunto que por cierto te comenté y pasaste de puntillas). La vida es así de compleja y fea, pero hay que buscar soluciones reales, efectivas a largo plazo. ¿Un afrocentrismo USA de plastilina que sólo tiene cojones para pagarla con los judíos? España es el país de Europa con menos población judía y es a la vez el que más registra actitudes anti-judías, ¿no es sintomático de nuestra catetura y de nuestro complejo de marranos conversos? A mis 40 años ni me paro ante causas exóticas a las que mi vicisitud les importa un carajo. Como andaluz que soy nadie me quita mi cuarto de sangre hebrea, sabes que tengo hijos, así que comprende con cariño mi petición: si no es dulcemente y con mucho argumento procura no tocarme tanto los bemoles con mis judíos de mi alma. Mira que todavía no he sacado el martillo de Thorrrrrrr JAJAJAJAJA
Pd: Después del disgusto que me has hecho padecer, no me metas vaselina con lo de “sensey” y el artículo “cojonudo”. Que pareces judío. ;)

Abercan dijo...

JAJAJAJA, perdona pero no había leído lo último. Ahora resulta que los cristianos anti-camitas no existieron porque sólo los cita Eusebio!Sin embargo el Talmud de los aviesos judíos sí que se redacta entre "el s.II y el V"... aunque su primera edición babilónica (la que habla de Canaán negro) sea del s.V, aunque sólo se piense que proviene de compilaciones anteriores porque se dice "como dijo el Rabí Soplete" o "según el rabino Patata". O todos reales o todos leyenda, o todos tempranos o todos tardíos. Es que te pones a hablar de fechas de textos (siempre con un oportuno "aunque esto no es lo que importa") y parece que sientas cátedra.
Sobre los que reivindican la culpabilidad judía, otro tanto para no echar gota: "judíos yankis" "musulmanes yankis"... Te han faltado pentecostalistas, baptistas, redentoristas, rastas, garveyistas, N.O.I (= C.I.A)y mil mas "yanquis". Son afroamericanos USA, creadores del afrocentrismo con todos sus avíos (judíos culpables incluídos). Los franceses, como tú y como yo, aprendieron su afrocentrismo de U.S.A,así que no salimos de lo mismo. Los africanos me gustaría conocerlos. Finalmente, pero muy importante a nivel personal y de cara a los pocos que me leen, dices que estos negros que culpan a los judíos de su esclavitud "tienen en común que no tienen mucho que perder. Es posible que por eso saquen a la luz estos datos." ¿A qué nos dedicamos entonces los que estamos convencidos de lo contrario? ¿Tengo yo algo que perder? ¿acaso me dedico a vetar que ellos saquen esos datos? Será que yo soy también del "lobby"... UUUUUUHHH!

Bocachanclas dijo...

A mí me pareció relevante, hablando del tema del que hablamos, que una de las primeras, por no decir la primera o más antigua, manifestaciones (de las que tenemos conocimiento) donde se castiga a Cannán con la negritud, se expusiera.
Se pasa de maldecir a Cam y su descendencia, Génesis, a que el castigo y la maldición sea la negritud, los morros gordos etc...
O sea, que el castigo es ser negro, esa es la maldición.
A mí me pareció un dato importante, nada más.
Y hablar de las chorradas antisemitas de Farrakhan me parece la típica falacia ad hominem, lo que me interesa es saber si lo que dice es cierto, no si el que lo dice es gilipollas. Dirá chorradas y dirá no chorradas, como todo el mundo.
También hay judíos negros que critican esa parte del Talmud, no son musulmanes infiltrados.
Gracias por lo de San Efrén el Sirio. A ver si me puedes pasar el texto, me interesa.
Por cierto, tengo ya una edad para meter vaselina a nadie, y el artículo me sigue pareciendo cojonudo, una cosa no quita la otra.
Sobre los negros que se lucraron con la trata, y en qué circunstancias, y quién los colocó allí, que quieres que te diga que ya no sepas. Sería redundar en algo ya conocido.
"Hoy en día un antisemita no es alguien que odia a los judíos, sino alguien que es odiado por los judíos extremistas". Hayo Meyer, profesor judío que fue prisionero en Auschwitz

Abercan dijo...

En este debate llevo las de perder: tengo menos interés por defender la inocencia de los judíos que tú por demostrar su culpabilidad.

Bocachanclas dijo...

Leer no es únicamente juntar letras, es entender lo que se lee.
Y si cada vez que se menciona algo de los judíos que no sea de forma positiva, o halagadora, vas a ver detrás a un irracional antisemita, entonces tienes un serio problema, pero ese problema está en ti, no lo proyectes sobre los demás.
Que el Talmud se redacte entre el II y el V lo dicen los judíos, la muestra más antigua del Talmud que tenemos es del IV.
De los Padres de la Iglesia sólo sabemos por Eusebio (siglo IV también), esto son datos, que a ti te haga mucha gracia es otra cosa.
“Ahora resulta que los cristianos anti-camitas no existieron porque sólo los cita Eusebio” Que gilipollez, quién dice que no existan cristianos anticamitas? Yo digo lo que digo, y es bastante claro. Y lo que digo lo puedes contrastar.
Tampoco digo que estos negros (lo que tu llamas afroamericanos) culpen a los judíos de su esclavitud, digo que son los que sacan a la luz estos escritos del Talmud donde el castigo es hacerles negros y esclavos. Y estos escritos no se los inventan, están en el Talmud.
Y si estamos hablando de la maldición de Cam, me parece una información relevante, que tú la quieras omitir es otra cosa.
Que sean negros afrocentristas no quiere decir que lo que digan sea mentira, la ya comentada Falacia ad hominem, un gran argumento, sí señor.
Y que tú no tengas nada que perder no quiere decir nada, eso no quita que el Talmud diga lo que diga, te guste o no. Tus motivos tendrás para no dar a conocer estos datos en un post sobre Cam y su jodida maldición.
Celebro que te resulte tan divertido mi comentario, es bueno hacer feliz a los demás.
Con la sinagoga hemos topado, madre mía.
No te apures, no volveré a hacer comentarios donde lo judío no salga de forma positiva.

Bocachanclas dijo...

Entérate de una puta vez, no quiero demostrar nada, entre otras cosas porque intentar demostrar que la esclavitud de los negros es por culpa de los judíos es una gilipollez.
Te quedó claro?
La próxima vez avisa de que este es un blog filojudío, y así uno no mete la pata mostrando cosas inadecuadas.
El complejo de culpabilidad de Occidente en este aspecto me asquea sobremanera, no hay forma de criticar a los judíos que no acabe en típico "antisemita". Es un bozal de lo más desagradable. Se puede criticar al catolicismo, al protestantismo, al islam, pero aaamigo, ojito con decir nada de la "raza" elegida.

Anónimo dijo...

Soy Ernesto, mi cuenta google no funciona. A lo que iba
"San Efrén el Sirio (cristiano del s.IV) maldiciendo a Canaán y a Cam con la esclavitud y el color negro. Ahí tienes, y el público también, la primera mención a un trinomio Cam-esclavitud-negrigud. Cítame tú al judío que haya hecho lo mismo desde fecha anterior."
San Efrén: nacido en Nusaybin (Turquía) —entonces en la provincia romana de Mesopotamia— en 306 y muerto en Edesa en 373. De la Wiki, no viene nada sobre Cam, si pones en el blog lo de Cam te lo agradecería.
"no creo que sirva mucho abundar en más datos y fechas pues temo que no los lees:.."
No deberías hacer juicios de intenciones, sobre lo que leo o dejo de leer.
Ahora cítote yo lo que ya te cité:
Tres rabinos, R. Joseph (muerto en 333), R. Huna (muerto en 297) y R. Chiza bar Abba (136-217), comentan una agresión de Cam sobre su padre ya en el arca. Debido a este acto, su descendencia será negra.
Has visto las fechas?
“Ahí tienes, y el público también, las primeras menciones a un trinomio Cam-esclavitud-negrigud.”
No será que cuando de judíos se trata se te pone un velo en los ojos?
Deberías “leer” antes de enjuiciar a los demás.
Empiezo a comprender porque nadie comenta nada en este blog.
Y sigo sin necesidad de tener que untarle vaselina a nadie, espero que te haya quedado claro.
Con Diós.

Abercan dijo...

Señoras y señores, he sido desenmascarado incluso ante mi mismo. Yo creía que era innecesario aclarar que yo y mi blog somos “filojudíos”, más que nada porque llevo tres años mostrándome como tal. Y también “filonegro”, “filogitano”, “filomoro” y “filo-hombre-de-color” en general. ¿Quieren más audacia? Soy también “filoblanco”, porque dirijo mis batallas sólo hacia los blancos que creen en la supremacía de su raza. Francamente, nunca imaginé que representara a la “Sinagoga” (¿será la misma Sinagoga de Satán con la que, según Franco, los masonazos atenazaban España?), y mucho menos que quisiera “omitir información relevante” por motivos inconfesables. El resultado, siniestro, sionista y sinodal, es que acabo maltratando a los genuinos adalides de la libertad del hombre de color. Aunque, digo yo, que si tantos ascos sienten dichos héroes al digerir mi luciferino blog, ancha es Castilla. De hecho, siempre pueden montar sus propias publicaciones y foros para salvar al pueblo de la barbarie y error que yo propongo. Ya se que mi “lobby” andará acechando con sus agentes secretos, sus divisas y su censura invisible, es muy duro ser de los “que saben”, pero la humanidad necesita su sacrificio. En cualquier caso ir haciendo el troll por casa ajena ya no da los frutos de hace décadas, en aquellos felices foros peleones de los 90s donde, por cierto, un día me dio una gran lección un moderador del Ku Klux Klan. “Si no te gustan mis manzanas, ¿por qué aporreas mi árbol?”, me dijo, e inmediatamente comprendí que hacer el chorras por chats y páginas racistas era doblemente inútil: ni iba a convencer a los que allí había ni los míos se iban a beneficiar con mis argumentos. Claro que es más fácil boicotear lo ajeno que defender lo propio; también es de cobardes y aprovechados.

Abercan dijo...

Las referencias a los comentarios de Efrén el Sirio se pueden encontrar en la obra de R. Blackburn, W. Sollors, B. Lewis, P. de Lagarde, M. Grünbaum, D. M. Goldenberg, etc. y sólo cito los que he encontrado en diez minutos buscando en la red. Entiendo que algunos de los apellidos que figuran son de maldito judiazo, así que temo que no sirvan para los campeones de la libertad de expresión, los cuales además exigirán, aunque suene raro en un héroe, que les mastiquen la comida y se la sirvan con cuchara de plata. En cualquier caso, ruego a los demás que lean por sí mismos, que ya saben que cuando me ponen delante a la “raza elegida” se me “pone un velo en los ojos” y ya sólo se leer “juntando letras” sin “entender a los demás”. Hasta donde yo he llegado, en mi suprema limitación sionista, entiendo que Eusebio dijo que Efrén dijo, lo cual se me hace idéntico a cuando los talmudistas dicen que un rabino x dijo. La cercanía de las fechas no me permiten dilucidar si las fuentes de Eusebio eran anteriores o posteriores a las del Talmud, pero tengo claro que si las unas son imaginarias o deformadas, las otras también, y viceversa. Más aún, Efrén, a diferencia de los judíos, sí dice que tanto Canaán como Cam fueron condenados simultáneamente a la esclavitud y a la negritud como señal, al menos si me fío de los vendidos y masones de los que recojo las citas. ¿El manuscrito de Efrén? Lamento no tenerlo bajo mi almohada, como tampoco encontrarán allí la mitad de las citas de mi blog, sacadas de terceros de los que me fío por mi fanatismo y estupidez. ¿Quieren un secreto? Tampoco tengo las obras completas de Volney y Champollion, autores a los que desvergonzadamente oso citar en esta entrada, y que hasta ahora nadie me ha cuestionado… En cualquier caso me importa un rábano Efrén y el Talmud, la sola idea de que los judíos fueran los impulsores o mayores beneficiarios de la trata de esclavos negros, desde el medioevo hasta el XIX, desde Persia a Jamaica, me parece estúpida de solemnidad. Si alguien se ha tomado la molestia de leer mi entrada, no me importa si es incluso “juntando letras”, verá que el racismo de los rabinos talmudistas está más que reconocido y criticado. Lo que no existe, lo repito sin descanso, es una sola fuente judía que implique a Cam, no sólo a Canaán, en una maldición que se base tanto en la esclavitud como en la negritud.
Al superhéroe en particular: Ya has visto que el maléfico Sanedrín me ha permitido publicar tus entradas, sólo para fingir que “nosotros” rechazamos la censura. Nos has puesto en un jaque, eres el mejor. De hecho, me han obligado a publicarlas porque a mi, francamente, no me apetecía después de ver lo respetuoso y leal que te mostrabas. Y no porque me duela, llevo décadas escarmentado de gente como tú, sino porque no se me permite ponerme a tu altura. Soy el autor de este blog, no un forero pistolero más, y me debo a los demás usuarios. ¿Te has quedado a gusto con tu pluma gruesa? Por cierto, magistral eso de que no comentan mis entradas, me has matao. Estoy hasta por dejar el blog… si la “Sinagoga” me lo permite.
PD: Comprende que no te publique mucho más. Para ti porque me lo ordena el Mossad. Para mí, y espero que para los demás, porque esto se ha convertido en un auténtico coñazo. Es una pena que el subidón que te produce meter cisco te haga perder amigos.

Anónimo dijo...

Creo que lo principal y como dijera un Sabio "El fin de todo discurso" debe ser el amor hacia la humanidad, amor hacia la creación que te rodea, a ti mismo, entonces en la diversidad de pensamientos podremos encontrarnos con toda clase de puntos de vista, muchas veces no estaremos de acuerdo, en algunos otros si. Es bueno debatir para ampliar el panorama pero ante todo el respeto, unos con otros, unos cuidando lo que decimos, otros cuidando cómo lo escucha y de esta maner aprender y quedarnos con lo que valga la pena. Saludos para todos.

Anónimo dijo...

genial,es de sabios presentar sus opiniones,sin utilizar vocabulario,vulgar,y ofensivo,Dios eligió a los judíos,pero la misma biblia registra que los desecho también,y cumplirá su promesa en el Israel espiritual,ya que el pueblo de Israel nunca entendió cual fue el propósito del altísimo al elegirlos.

Carlos dijo...

Estoy fascinado con todos los temas que aquí se publican. He aprendido muchísimo y me he nutrido bastante.

Mis felicitaciones al autor de esta obra tan maravillosa.

Un saludo afectuoso desde República Dominicana.

Pablo Trifone dijo...

Muy interesantes todos los comentarios. Solo quisiera agregar que la esclavitud existió desde el mismísimo comienzo de la humanidad y sigue existiendo de manera parecida: la trata de blancas,en mi país (Argentina),al igual que en muchas otras naciones "occidentales", es uno de los negocios lucrativos que corrompe parte del sistema político y judicial.