domingo, 19 de octubre de 2008

Out of Africa sahariano

Hoy he desayunado con una noticia en prensa de esas que yo califico en privado como de “piropo de ex-mujer”, esto es, algo que uno agradece que por fin se reconozca pero que fastidia que venga tan a deshora. En este caso se trata del “notición revolucionario”, siempre lo son,  referente a que el Sahara sí pudo ser una vía de expansión de los Homo sapiens sapiens en su salida de África. A buenas horas mangas verdes.

 

Para el que no esté muy puesto en el tema pondré la noticia en su contexto. En 1988 la popular revista Newsweek (http://en.wikipedia.org/wiki/African_Eve) puso el mundo del revés con su controvertida portada de una Adan y Eva negros. En su interior, un artículo defendía que nuestro adn indicaba inequívocamente un origen africano para nuestra especie Homo sapiens sapiens. Hasta ahora esto era aceptado para los homínidos inferiores, pero se insistía en que el humano moderno tal y como hoy lo vemos había surgido en Eurasia. La polémica que despertó hay que enmarcarla en un ciclo que se repite desde Darwin y más allá: hay unos que ven al hombre como una gran familia y hay otros que quieren hacernos provenir de animales distintos. Monogenismo vs. Poligenismo, Monofiletismo vs. Polifiletismo, Out of Africa vs. Multirregional, es el mismo perro con distinto collar. Por eso los rivales de esta novedosa teoría, llamados multirregionalistas, defendían que cada “raza” actual había surgido de un tipo de Homo erectus diferenciado por la regionalización. Bien, de un lado tenemos un grupo de genetistas que dicen que todos somos una sola raza, y de otro tenemos un grupo de medidores de cráneos diciendo que cada cual viene de su propio erectus, ¿a quién creer? Parece que la mayoría dio la razón a los primeros, y entre ellos me incluyo, pero también es cierto que incurrimos todos en un entusiasmo acrítico peligroso hasta para un teólogo.

 

Entre las miserias del Out of Africa destacan dos. La primera es la de negar los mestizajes con otros erectinos o sapiens arcaicos, para lo cual necesitan una forzada y absurda teoría del “cuello de botella”. Pienso que llegan a eso por un exceso de celo en sus posicionamientos, negando todo lo multirregional hasta lo que este tenga de coherente. La segunda, que es la que más no atañe pero indivisible de la primera, es la de que una vez formada la especie moderna su única vía de expansión mundial fue por África oriental. Mi teoría personal es que esto se debe a nuestras fijaciones históricas y a nuestros prejuicios raciales: necesitamos que ese negro ancestral se vaya a la tierra de la Biblia antes de poner los pies en Europa, como quien lo manda desinfectar de salvaje negritud. Si se fijan es la perfecta transición negro-semita-blanco del racismo más clásico. La consecuencia más directa para el tema de este diario es que esto se oponía radical y expresamente a un posible tránsito de humanos paleolíticos por Gibraltar. De ese modo el Sur peninsular, tan cerquita que está de África, había tenido que esperar despoblado de modernos hasta que estos no hubieran acabado su ruta a través de Canaan, Turquía, Balcanes, etc. hasta cruzar los Pirineos y llegar aquí tras la Meseta. Éramos la última parada del autobús. De hecho la frontera no estaba en Gibraltar, que también, sino en el propio Sahara que se consideraba intransitable durante las glaciaciones, y esto nos lleva a otra dimensión del asunto.

 

Digamos que se esgrimían tradicionalmente tres causas para que el homo sapiens moderno no haya penetrado en Europa vía Gibraltar. La primera es de índole técnica y atañe a la incapacidad humana para navegar hasta fechas muy recientes. La segunda es de tipo climático y establece que los humanos primigenios no pudieron siquiera cruzar el Sahara porque durante la Glaciación era aún más desértico que hoy. La tercera es la antropológica y se ha venido apoyando en la ausencia de fósiles de estos ancestrales hombres modernos a ambos lados del Estrecho. Con el tiempo las tres se han demostrado falsas, y sin embargo nadie ha hecho nada por desarmar el paradigma que en ellas se sustentaba. Se sigue diciendo que Gibraltar fue impracticable hasta al menos el Neolítico. El Hombre de Flores, una evolución de Homo erectus sólo pudo llegar en balsa a la isla indonesia, y eso ocurrió hace medio millón de años como poco. En cuanto a la habitabilidad del Sahara ya existía controversia en si las glaciaciones correspondían con desiertos o con pluviales africanos, y después veremos que la noticia de hoy hace su propio cuestionamiento. Pero sobre todo ocurrió algo tan inesperado como la reconversión de un cráneo marroquí, Jebel Irhoud, de “neandertal” a “homo sapiens moderno”. Si fue confundido con un neandertal, y de paso habría que justificar como llegó allí el euro-neandertal si la navegación era aún ignorada, es precisamente porque se trata de un ejemplar de lo más antiguo de los humanos anatómicamente modernos. De hecho no hay nada que indique que sea posterior al etíope que se tiene por ejemplar más antiguo (Idaltu, hace 145.000 años), pero tiene una datación menos rigurosa (200-90.000 años) que impone cierta prudencia. Es decir que a las puertas de Gibraltar tenemos o bien el cráneo más antiguo o el segundo en la lista de homo sapiens modernos. Más aún, todas estas nuevas reclasificaciones de cráneos provienen indirectamente de la agenda de teorías impuesta por los genetistas del Out of Africa y la Eva mitocondrial. Porque no sólo escandalizaron al mundo con lo de nuestro origen africano, que fue lo popular, sino que de puertas adentro planteó un reto igual de trascendental: elevaron nuestra antigüedad al doble y al triple. Según interpreten los haplotipos, nuestros genes muestran un ancestro común africano que oscila entre los 150-300.000 años de antigüedad, mientras que antes decían que el primer moderno aparecio en Qafzeh, Palestina, hace no más de 90.000 años. Esto conlleva que lo climático no pueda ser un obstáculo para nuestra especie, toda vez que nuestro antiguo origen nos permite haber vivido al menos un par de ciclos glacial-interglacial. Da igual si con los hielos en Europa hay desierto o selva en el Sahara porque nada impide que se hubiera atravesado en el período anterior o posterior.

 

Ahora creo que entenderán mejor porque considero agridulces estas noticias. Me encanta que al fin se pueda hablar con libertad de una vía de acceso a través del Sahara, pero francamente no viene a demostrar nada nuevo sino a confirmar lo ya demostrado. En primer lugar es una noticia que atañe un período cálido anterior a la última Glaciación, el llamado Riss-Würm, y que habla de caudalosos ríos que fertilizaban el Sahara bajo otras condiciones pluviales, pero eso ya se había comentado de cierta fase de nuestro actual Holoceno (lo últimos 10.000 años). Por otra parte pueden tener problemas con la ortodoxia Out of Africa porque si bien estos ponen un origen muy temprano para el nacimiento de nuestra especie, el momento de su éxodo es relegado a no antes de los 100.000 años, fecha en la que precisamente empieza la glaciación Würm (y por tanto el Sahara es aún más árido y extenso). A la postre se trata de una aportación ridícula porque se centra en unos canales fósiles que delatan la existencia, hace 120.000 años, de ríos que desde los macizos del desierto Libio van a parar al Mediterráneo en el Golfo de Sidra. Bajo esas condiciones, cerca de la frontera con Egipto, erigirse como alternativa rebelde a las tesis del Nilo como única salida es jactarse demasiado.

 

En realidad la noticia es confusa como suelen ser estas traducciones de lo científico a lo periodístico. Quieren hacer ver que los mencionados cauces suponían una salvación entre el desierto cuando esto es imposible, al menos para la fecha interglaciar (cálida y lluviosa) en que sitúan el descubrimiento. Mencionan restos norteafricanos que ya contradecían las tesis del Out of Africa más purista, pero no se dignan a mencionar Jebel-Irhoud. La única novedad que encuentro respecto a lo que ya sabíamos del epipaleolítico sahariano, y que por traslación podíamos desde hace mucho aplicar al interglaciar, es que aparecen ríos en dirección S-N, mientras que en el Holoceno desembocaban más hacia el Atlántico o en mares interiores hoy desecados. Pero desde luego, no puede ser considerado “la” prueba que demuestra que el hombre moderno no sólo emigró por Egipto y Somalia.

Fuentes que remiten a la noticia:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/enormes/rios/permitieron/humanos/sortear/Sahara/elpepisoc/20081019elpepisoc_3/Tes

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/14/ciencia/1223972958.html

http://www.abc.es/20081015/nacional-sociedad/homo-sapiens-pudo-salir-20081015.html

http://www.cronicadigital.cl/modules.php?name=AvantGo&file=print&sid=13700