jueves, 28 de julio de 2011

José Ramos, africanista

“Entiendo la Prehistoria como compromiso metodológico con un corpus teórico conceptual, que se configura por bases filosóficas, de la teoría de la Ciencia, concepto de Historia y posición metodológica ante la actividad de producción intelectual prehistórica.”
José Ramos Muñoz (Aproximación a la Prehistoria de San Fernando, 1994)

La frase de arriba es un claro ejemplo de por qué J. Ramos no figura en la biblioteca de cabecera de este blog. Lo mismo me ocurre con Francisco Nocete y en general con la corriente arqueológica considerada “marxista” por su método, y a veces también por su ideología. Es irónico que prediquen una Arqueología como herramienta al servicio de la sociedad, pero que no se preocupen de si dicha sociedad les entiende. Claro que el problema no radica en desglosar el significado de esta cita en concreto, o de otras similares, algo tedioso pero posible con estudios de bachiller. Lo imposible es encontrar un lector que quiera tragarse doscientas páginas de esta prosa laberíntica y soporífera. Una desgracia para todos, porque hay mucho y muy bueno que aprender de este sector académico.

En descargo de estos autores, y del señor Ramos en particular, diré que cuando ejercen la divulgación pura y dura rebajan bastante el rollo “kamarrada”. Tal es el caso de la noticia que nos ocupa, donde se nos informa de las recientes prospecciones y excavaciones que ha realizado nuestro arqueólogo en tierras marroquíes. No ha trabajado sólo, sino formando un equipo interdisciplinar hispano-marroquí entre la Universidad de Cádiz (Ramos y Darío Bernal), la Universidad Abdelmalek Esaadi de Tánger-Tetuán (Baraka Raissouni), el Institut National des Sciences de l´Archéologie et du Patrimoine de Rabat (Aziz El Khajari) y la Direction Régionale du Ministere de la Culture (Mehdi Zouak). Han peinado gran parte de la zona conocida como Tingitana o Yebala, es decir, la punta norte del Rif que linda con Gibraltar. El resultado no puede ser más prometedor: 35 yacimientos inéditos, entre prehistóricos, protohistóricos, romanos y medievales.

La noticia supone una triple satisfacción. En primer lugar, el hallazgo de nuevas estaciones arqueológicas proporciona ya un gozo en sí mismo, y más en una zona que tanto nos incumbe a los afroibéricos. Por otro lado, es toda una suerte contar con proyectos que como este se planifican sistemáticamente: establecer un territorio a prospectar, unos meses para hacerlo, y a rastrear como un poseso sin importar la fecha o “cultura” de los restos recuperados. Los profanos quizás ignoren que prácticamente todos los yacimientos que se descubren hoy son hallazgos fortuitos de particulares o procedentes de excavaciones de urgencia, esto es, porque se hace una obra o reforma, y con la constructora presionando. Por si fuera poco, el período histórico en el que esté especializado dicho arqueólogo de urgencia determinará muy mucho cuánto se profundiza en la “cata”.

Pero sin duda lo que más agradece este blog es la existencia de un señor como Ramos, verdaderamente interesado en defender las estrechas relaciones entre la humanidad ibérica y la norteafricana. No es algo fruto de la moda o del revanchismo académico. Hasta donde se, y no es mucho, ya en sus tiempos con la Universidad de Málaga colaboraba con arqueólogos norteafricanos, o al menos se interesaba mucho por sus perspectivas. Una vez establecido en Cádiz organizó las trascendentales jornadas sobre el Norte de África y el Sur de la Península, donde participó nada menos que Slimane Hachi. Añadamos sus publicaciones sobre la prehistoria reciente de la Bahía de Cádiz o sus jornadas del proyecto Antipolis en San Fernando, pues en ambos casos ha aprovechado para reiterarse en el parentesco intergibraltareño. En un momento de su carrera decide poner sus miras directamente en el Norte de África, trasladándose a Ceuta donde encuentra una carta arqueológica casi vacía y un gobierno autónomo deseoso de invertir en la puesta en valor del patrimonio. El estudio sistemático e incansable (creo que va por su quinta campaña) de la Cueva de Benzú ha sido reconocido a nivel estatal, pese a proponer desafíos evidentes al paradigma oficial: Gibraltar como puente y no como frontera, culturas paralelas en ambas costas desde el Paleolítico a Roma y, en muchas ocasiones, preeminencia cronológica norteafricana. La bajada del nivel del mar, la evidente preferencia por explotar recursos marinos y los hábitos migratorios de muchas sociedades depredadoras añaden plausibilidad a que las comunidades de cada costa se vieran en la posibilidad y el deseo de cruzar a la otra orilla.

Los recientes descubrimientos publicados por Ramos y su equipo abundan en este parentesco antropológico entre ibéricos y magrebíes, si bien las escasas notas de prensa se limitan a citar lacónicamente a Gibraltar como puente. Esperaremos pacientemente la memoria que este otoño-invierno redactarán sobre el proyecto. Será entonces el momento de disfrutar de un trabajo planificado y riguroso, donde la propuesta de Benzú se verá confirmada y enriquecida en matices. Por si fuera poco, el acuerdo hispano-marroquí supone cuatro años más de campañas, así que la cosa promete. José Ramos ha tenido la oportunidad de ensanchar sus horizontes y la ha sabido aprovechar. Por todo ello gracias y enhorabuena, aunque para leerle a veces sude paracetamol.

El Estrecho de Gibraltar antes y ahora
(sacado de un viejo National Geographic)